nació un clavel morenito
para quitarnos las penas.
Metidito entre la paja
el Niño, de frío lloró.
¡Qué penita y qué dolor!
Quién fuera una candelita
para darle mi calor.
Al Niño de Dios,
al Niño de Dios.
Vamos para Belén
a hacerle fiesta.
¡Gloria al Dios Niño
de cielo y tierra¡.
Que son sus lagrimitas
ríos de perlas,
y arroyuelos de estrellas
sus ojos pueblan.
¡Gloria al Dios Niño
de cielo y tierra!
Alabada sea María
y alabado sea José;
y sean bienaventurados
los que vienen a Belén.
Porque el Rey de los reyes
nos ha nacido,
Él es luz y alborada,
senda y camino.
Por su carne bendita
y florecida,
nos lega la esperanza
de eterna vida.
¡Resuenen las campanillas,
que ya llegan los pastores
con cestas de florecillas!
Flor del romero,
verde limón,
lirios y rosas
para el Señor.
Y desde tierras lejanas,
vienen tres Magos de Oriente
a postrarse ante sus plantas
y a entregarle sus presentes:
Incienso, mirra
y oro, también,
para el divino
Niño Manuel.
Yo le traigo una toquilla
hecha de espuma y de sol,
-es blonda de maravilla-
y el viento se la tejió
con olitas de la orilla.
Para el Niño Dios,
para el Niño Dios.
¡Mira, con cuánta ternura
la madre acuna al “Chaval”,
y le canta con dulzura
la nana de Navidad!
Carmen Aguirre
Publicado en el nº IV de poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla 2003
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