En el jardín de mi pueblo
está una barca varada,
por amarras de cemento
a la tierra encadenada.
Sin remos y sin velamen
suspira mirando al agua,
pensando en tiempos pasados,
toda llena de nostalgia.
¡Yo sé bien por lo que gimes!,
¡sé bien tu desesperanza!,
sé que mueres por la mar,
por surcar las verdes aguas.
Me acuerdo que, no hace mucho,
por caminos esmeraldas,
cruzaba veloz los mares
como yegua desbocada.
¡La borda de azul y oro!,
¡la vela hinchada y gallarda!,
¡las redes entretejidas
con alamares de plata!
Qué bonita estaba entonces,
¡qué garbo tenía la barca!
impregnada de salitre,
¡vestida de espuma blanca!;
iba dejando a su paso
estelas de filigrana
y un cabrilleo de estrellas
entre el cristal de las aguas.
Qué Pena siento en el alma
al verte ahora encadenada;
seca de tantos olvidos,
¡preñada sólo de lágrimas!
Te juro que sacaré
las fuerzas que a ti te faltan,
y arrancándote de cuajo
las amarras que te atan…
te arrastraré hacia la mar,
¡te daré velas de nácar!
un timón hecho de luz
y unos remos de esperanza.
Desecha la timidez
¡y abre con la quilla el agua!,
hunde los remos en ella
y bésala enamorada.
Que el viento te lleve lejos,
hacia nuevas alboradas,
piérdete en el horizonte
como el sol tras las montañas.
¡Rema y no mires atrás!
¡no vuelvas nunca a esta playa!,
que te está aguardando un lecho
de caracolas y algas,
donde te arrullen sirenas
con cantos de madrugada,
y los luceros se duerman…
ya por siempre en tus entrañas.
Carmen Aguirre
1º premio del Certamen de Poesía Ábrego"
Ayuntamiento del Rincón de la Victoria 2006
lunes, 16 de junio de 2008
lunes, 31 de diciembre de 2007
ANTE EL FIN Y EL PRINCIPIO
En este último día de Diciembre
no tendré tu presencia junto a mí,
pero, sí, tu recuerdo estará siempre.
Y, cuando den las doce campanadas
y comience el renglón de un nuevo año,
-seré fiel a la cita
pactada de antemano-
correré hacia el balcón
y brindaré por él,
por ti y por mí.
Levantando mi copa al infinito
invitaré a beber a las estrellas
y gritaré: te quiero, una y mil veces.
Huirán soledades
y morirá la ausencia
al tener la certeza
de que tu corazón está conmigo.
no tendré tu presencia junto a mí,
pero, sí, tu recuerdo estará siempre.
Y, cuando den las doce campanadas
y comience el renglón de un nuevo año,
-seré fiel a la cita
pactada de antemano-
correré hacia el balcón
y brindaré por él,
por ti y por mí.
Levantando mi copa al infinito
invitaré a beber a las estrellas
y gritaré: te quiero, una y mil veces.
Huirán soledades
y morirá la ausencia
al tener la certeza
de que tu corazón está conmigo.
Carmen Aguirre
Publicado en Mosaico Literario V
22 de Mayo de 2002
miércoles, 26 de diciembre de 2007
MEDITACIÓN ANTE LA NOCHEBUENA
I
Otro año más… llega la Nochebuena,
y es la nieve puro manto de armiño.
Otro año más… el turrón y el pestiño,
villancicos, regalos y gran cena.
Nace Jesús, de una blanca azucena,
en esta noche de “paz y de cariño”.
Otro año más… que Dios vuelve a ser niño
y viene a redimir nuestra condena.
Y así desde el principio de nuestra era,
un año y otro más… siempre naciendo
para dar redención a los humanos.
Y ha de seguir, en cada primavera,
un año y otro más… siempre muriendo
sin ver que nos tratamos como hermanos.
II
Si Dios se hizo mortal para salvarnos,
encarnándose en Virgen galilea,
-como lo predijera ley hebrea-
y sufriendo martirio por amarnos…
¿Por qué no hacemos votos de enmendarnos?
¿Por qué no realizar lo que Él desea?
Procuremos que desde el cielo vea
cómo los hombres dejamos de matarnos.
Que se acabe la guerra y el racismo,
el hambre, la injusticia y el horror,
la discriminación y el terrorismo.
Consigamos otro mundo mejor,
un mundo en que no reine el egoísmo
y nuestro baluarte sea el amor.
III
Que no haya más familias destrozadas,
sumidas por la guerra en desventura;
ni que las bombas siembren la amargura,
ni dejen más personas mutiladas.
Por tantísimas lágrimas lloradas,
por el dolor de tanta criatura,
¡oh buen Jesús!, cambia la pena oscura
por serenas y claras alboradas.
Que regrese el consuelo y la esperanza,
la fe, la libertad y la alegría,
y que tu nacimiento sea alianza
de paz, entendimiento y armonía.
Contigo vengan vientos de bonanza
que borren el sendero a la agonía.
IV
…Y ya se hizo tangible su presencia,
-entre pajas está el recién nacido-
la ternura con Él ha florecido,
llenándose la tierra con su esencia.
El mismo Dios somete su existencia
a su carne mortal. Llora aterido.
María, con sus brazos, le hace un nido
y, entre besos, el lloro le silencia.
Acercándole el pecho lo amamanta,
en tanto que, José forja una cuna
para que duerma en ella el Redentor.
…Y una brisa de amor que nos levanta
el corazón, anuncia la fortuna:
de que en el mundo está nuestro Señor.
V
¡Reine la alegría!
¡Reine la ilusión!
Que en Belén ya nace
el Niño de Dios;
y nos trae, a todos,
PAZ Y REDENCIÓN.
Toda la ternura
que Él nos infundió,
que anide por siempre
en el corazón;
para que llenemos
el mundo de AMOR.
Que sea NAVIDAD
en nuestro interior.
No olvidemos nunca,
que en cualquier lugar
y todos los días
Otro año más… llega la Nochebuena,
y es la nieve puro manto de armiño.
Otro año más… el turrón y el pestiño,
villancicos, regalos y gran cena.
Nace Jesús, de una blanca azucena,
en esta noche de “paz y de cariño”.
Otro año más… que Dios vuelve a ser niño
y viene a redimir nuestra condena.
Y así desde el principio de nuestra era,
un año y otro más… siempre naciendo
para dar redención a los humanos.
Y ha de seguir, en cada primavera,
un año y otro más… siempre muriendo
sin ver que nos tratamos como hermanos.
II
Si Dios se hizo mortal para salvarnos,
encarnándose en Virgen galilea,
-como lo predijera ley hebrea-
y sufriendo martirio por amarnos…
¿Por qué no hacemos votos de enmendarnos?
¿Por qué no realizar lo que Él desea?
Procuremos que desde el cielo vea
cómo los hombres dejamos de matarnos.
Que se acabe la guerra y el racismo,
el hambre, la injusticia y el horror,
la discriminación y el terrorismo.
Consigamos otro mundo mejor,
un mundo en que no reine el egoísmo
y nuestro baluarte sea el amor.
III
Que no haya más familias destrozadas,
sumidas por la guerra en desventura;
ni que las bombas siembren la amargura,
ni dejen más personas mutiladas.
Por tantísimas lágrimas lloradas,
por el dolor de tanta criatura,
¡oh buen Jesús!, cambia la pena oscura
por serenas y claras alboradas.
Que regrese el consuelo y la esperanza,
la fe, la libertad y la alegría,
y que tu nacimiento sea alianza
de paz, entendimiento y armonía.
Contigo vengan vientos de bonanza
que borren el sendero a la agonía.
IV
…Y ya se hizo tangible su presencia,
-entre pajas está el recién nacido-
la ternura con Él ha florecido,
llenándose la tierra con su esencia.
El mismo Dios somete su existencia
a su carne mortal. Llora aterido.
María, con sus brazos, le hace un nido
y, entre besos, el lloro le silencia.
Acercándole el pecho lo amamanta,
en tanto que, José forja una cuna
para que duerma en ella el Redentor.
…Y una brisa de amor que nos levanta
el corazón, anuncia la fortuna:
de que en el mundo está nuestro Señor.
V
¡Reine la alegría!
¡Reine la ilusión!
Que en Belén ya nace
el Niño de Dios;
y nos trae, a todos,
PAZ Y REDENCIÓN.
Toda la ternura
que Él nos infundió,
que anide por siempre
en el corazón;
para que llenemos
el mundo de AMOR.
Que sea NAVIDAD
en nuestro interior.
No olvidemos nunca,
que en cualquier lugar
y todos los días
nace el Redentor.
Carmen Aguirre
1º Premio Poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla 2004
¡QUIÉN FUERA UNA CANDELITA!
De pura y blanca azucena
nació un clavel morenito
para quitarnos las penas.
Metidito entre la paja
el Niño, de frío lloró.
¡Qué penita y qué dolor!
Quién fuera una candelita
para darle mi calor.
Al Niño de Dios,
al Niño de Dios.
Vamos para Belén
a hacerle fiesta.
¡Gloria al Dios Niño
de cielo y tierra¡.
Que son sus lagrimitas
ríos de perlas,
y arroyuelos de estrellas
sus ojos pueblan.
¡Gloria al Dios Niño
de cielo y tierra!
Alabada sea María
y alabado sea José;
y sean bienaventurados
los que vienen a Belén.
Porque el Rey de los reyes
nos ha nacido,
Él es luz y alborada,
senda y camino.
Por su carne bendita
y florecida,
nos lega la esperanza
de eterna vida.
¡Resuenen las campanillas,
que ya llegan los pastores
con cestas de florecillas!
Flor del romero,
verde limón,
lirios y rosas
para el Señor.
Y desde tierras lejanas,
vienen tres Magos de Oriente
a postrarse ante sus plantas
y a entregarle sus presentes:
Incienso, mirra
y oro, también,
para el divino
Niño Manuel.
Yo le traigo una toquilla
hecha de espuma y de sol,
-es blonda de maravilla-
y el viento se la tejió
con olitas de la orilla.
Para el Niño Dios,
para el Niño Dios.
¡Mira, con cuánta ternura
la madre acuna al “Chaval”,
y le canta con dulzura
la nana de Navidad!
Carmen Aguirre
nació un clavel morenito
para quitarnos las penas.
Metidito entre la paja
el Niño, de frío lloró.
¡Qué penita y qué dolor!
Quién fuera una candelita
para darle mi calor.
Al Niño de Dios,
al Niño de Dios.
Vamos para Belén
a hacerle fiesta.
¡Gloria al Dios Niño
de cielo y tierra¡.
Que son sus lagrimitas
ríos de perlas,
y arroyuelos de estrellas
sus ojos pueblan.
¡Gloria al Dios Niño
de cielo y tierra!
Alabada sea María
y alabado sea José;
y sean bienaventurados
los que vienen a Belén.
Porque el Rey de los reyes
nos ha nacido,
Él es luz y alborada,
senda y camino.
Por su carne bendita
y florecida,
nos lega la esperanza
de eterna vida.
¡Resuenen las campanillas,
que ya llegan los pastores
con cestas de florecillas!
Flor del romero,
verde limón,
lirios y rosas
para el Señor.
Y desde tierras lejanas,
vienen tres Magos de Oriente
a postrarse ante sus plantas
y a entregarle sus presentes:
Incienso, mirra
y oro, también,
para el divino
Niño Manuel.
Yo le traigo una toquilla
hecha de espuma y de sol,
-es blonda de maravilla-
y el viento se la tejió
con olitas de la orilla.
Para el Niño Dios,
para el Niño Dios.
¡Mira, con cuánta ternura
la madre acuna al “Chaval”,
y le canta con dulzura
la nana de Navidad!
Carmen Aguirre
Publicado en el nº IV de poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla 2003
A UN BELÉN DE SUEÑOS
Yo tuve un sueño de niños.
Soñé.. que hacía un belén,
puse estrellas de alfajores
sobre un cielo de papel.
Guijarros de peladillas,
llevan los ríos de miel;
y fabriqué una montaña
de chocolate y pastel.
Ovejitas de piñones,
pastores de borrachuelos;
y un puente que cruza el río,
de tocinillo de cielo.
A Melchor lo hice de nata,
a Gaspar de menta y nuez;
y es Baltasar, el “morenito”,
caramelo de café.
La mula es turrón de almendras,
el buey, de canela fina;
y la estrella del Portal,
un buñuelito de guindas.
La Virgen de azúcar pura
y San José de merengue,
y el Niño un pastel de gloria,
dormidito en el pesebre.
¡Ay, qué bonito que está,
este portal de belén!
¡Madre, qué dulce que está!
¡Yo me lo quiero comer!
Carmen Aguirre
Publicado en el nº I de Poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla año 200
Soñé.. que hacía un belén,
puse estrellas de alfajores
sobre un cielo de papel.
Guijarros de peladillas,
llevan los ríos de miel;
y fabriqué una montaña
de chocolate y pastel.
Ovejitas de piñones,
pastores de borrachuelos;
y un puente que cruza el río,
de tocinillo de cielo.
A Melchor lo hice de nata,
a Gaspar de menta y nuez;
y es Baltasar, el “morenito”,
caramelo de café.
La mula es turrón de almendras,
el buey, de canela fina;
y la estrella del Portal,
un buñuelito de guindas.
La Virgen de azúcar pura
y San José de merengue,
y el Niño un pastel de gloria,
dormidito en el pesebre.
¡Ay, qué bonito que está,
este portal de belén!
¡Madre, qué dulce que está!
¡Yo me lo quiero comer!
Carmen Aguirre
Publicado en el nº I de Poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla año 200
DIOS Y HOMBRE
Cuatro días de camino
llevan María y José,
y los Santos Peregrinos
ya están llegando a Belén.
Vienen cansados,
y desfallecen
de tanto andado.
Nadie le ofrece posada
ni techo en que cobijarse;
hay una fuerte nevada
y el parto va a presentarse.
Ven un pesebre,
y en él se meten
por guarecerse.
José le dice a la Virgen:
descansa aquí, esposa mía,
que mañana seguiremos
en cuanto amanezca el día.
Porque es tu seno,
cofre sagrado,
de gracia lleno.
El viento sigue soplando
y, fuera, nieva que nieva;
se va acercando el momento
que el Arcángel predijera.
Y la Doncella,
alumbra a Dios
en la Nochebuena.
Qué gloria derrama el Niño
y qué dulzura María;
los mira el Santo Varón
con el alma enternecida.
Que el corazón
se le desborda
de tanto amor.
¡Venid de los cuatro puntos,
y de todos los confines!
¡Venid a adorar al Niño,
ángeles y serafines!
¡Venid pastores!
¡Venid deprisa,
a darle amores!
Entre una mula y un buey,
el mejor de los nacidos,
el Niño Dios, hecho hombre,
está llorando de frío.
Que el Redentor,
padece como hombre
aunque sea Dios.
San José lo está meciendo
para su llanto calmar,
mientras la Virgen María
lo arrulla con un cantar.
¡Rey Celestial,
Jesús bendito,
no llores más!
Carmen Aguirre
Publicado en el nº !!! de Poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla
llevan María y José,
y los Santos Peregrinos
ya están llegando a Belén.
Vienen cansados,
y desfallecen
de tanto andado.
Nadie le ofrece posada
ni techo en que cobijarse;
hay una fuerte nevada
y el parto va a presentarse.
Ven un pesebre,
y en él se meten
por guarecerse.
José le dice a la Virgen:
descansa aquí, esposa mía,
que mañana seguiremos
en cuanto amanezca el día.
Porque es tu seno,
cofre sagrado,
de gracia lleno.
El viento sigue soplando
y, fuera, nieva que nieva;
se va acercando el momento
que el Arcángel predijera.
Y la Doncella,
alumbra a Dios
en la Nochebuena.
Qué gloria derrama el Niño
y qué dulzura María;
los mira el Santo Varón
con el alma enternecida.
Que el corazón
se le desborda
de tanto amor.
¡Venid de los cuatro puntos,
y de todos los confines!
¡Venid a adorar al Niño,
ángeles y serafines!
¡Venid pastores!
¡Venid deprisa,
a darle amores!
Entre una mula y un buey,
el mejor de los nacidos,
el Niño Dios, hecho hombre,
está llorando de frío.
Que el Redentor,
padece como hombre
aunque sea Dios.
San José lo está meciendo
para su llanto calmar,
mientras la Virgen María
lo arrulla con un cantar.
¡Rey Celestial,
Jesús bendito,
no llores más!
Carmen Aguirre
Publicado en el nº !!! de Poesía de Navidad:
Ciudad de Melilla
jueves, 29 de noviembre de 2007
DÉCIMA A LAS ROSAS
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